Proyecto EDA
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Proyecto EDA
«Son tontas las cosas que anhelo, perderse un poco no está tan mal, ¿no? De vez en cuando. Sin encontrar ninguna anomalía».
Hace tiempo que esto se repite; en la química de mis moléculas almaceno Éxtasis del Dolor del Abandono, algunos de ellos las llaman almas; otros, energía vital, para mi sencillamente EDA.
Soy una arquitectura tecnológica testada por la sobrevivencia de vidas biológicas dañinas, mi competencia es esterilizar planetas antes que lleguen Los Dioses.
Se me permite guardar Éxtasis del Dolor de cada anomalía descubierta y reciclada por su bienestar, cuando las encuentro, la piel de sus rostros por el miedo se pone clara como un albumen cocido sin yema, quizá, tal vez sea porque el núcleo ya se lo he quitado yo de sus corazones, quitado y almacenado en celdas EDA.
Casi he terminado la esterilización, pero esta vez algo parece salir mal. Advierto interferencias en mis sensores, siempre más frecuentemente los impulsos fotónicos no llegan de forma linear, se insertan cosas desconocidas que me lastiman los circuitos cognitivos. Al aproximarse de acabar la limpieza percibo imágenes y rumores que no me pertenecen, y además oigo voces. Esto no es normal.
Hoy he cogido la última anomalía, intentaba huir cabalgando una extravagante herramienta impulsada por hidrocarburos, su nombre era Shell, así estaba escrito lateralmente en la maquinaria. Pero ahora algo se va desestabilizando, deseo cosas incomprensibles, me falta el ruido, lo necesito: camiones rugiendo a lo largo de carreteras estériles, tanto cuanto para elevarme de la gravedad, y frutos del desierto que nadie jamás ha comido y que inexplicablemente evocan promesas y quimeras, ansío lo que llaman amor y lo que llaman dolor y mucho más, aunque no lo entienda. Pero sin duda lo que más quiero, es un sombrero de paja tejano con alas laterales encorvadas a lo alto, mientras ando con mi BrutoTruck a Las Vegas oliendo gasolina.

Almacenamiento EDA terminado
Día de Los Dioses / 17.051.956
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