La torre
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La torre
Un día que paseaba por las callejuelas de una pequeña aldea ella me miró y sin decirme nada, me eligió su dueño; era hermosa, esbelta y me robó el alma.
Tenía quinientos años de edad y como todos los mayores, padecía algunos problemas, así que dándome cuenta de la situación, empecé a obrar...
Siete años sin faltar un día.
Ahora el trabajo ha terminado y ella me ha devuelto el alma, no tiene más necesidad de un dueño durante otros quinientos años.
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