El hombre que no sabía decidir
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El hombre que no sabía decidir
«Los hombres aman y esto es lo más interesante que hacen, ya que por otras cosas podríamos pasar por alto todo. Diversamente cuando aman es distinto, su sangre se calienta y el cerebro se convierte en mermelada en el momento que ocurre. Se podría decir que cada vez que se despiertan, su única motivación para vivir es la de buscar la manera de mudarse en algo que alguien pueda saborear al día siguiente, propagando esa pegajosa gelatina arriba de unas galletas como desayuno. Esto sí que es impresionante, sorprendente, atractivo, fascinante, hermoso, mágico, encantador, extraordinario, seductor, gracioso, perturbador, sugestivo, excitante, ineludible y también sublime y divino». Así pensaba el hombre frente al mar, firme de pie en el borde del acantilado mientras la gélida brisa lo esperaba murmurando y llamándolo. —Mírame... soy tu Amor, el más querido, el más frío, lo que te quiere más. Mírame, mira como mi melena ansía comerte, te espera y tiembla mi querido amor. No te angusties, vuela, quiero sentir tu calor, ven a mí de un solo salto, afóndame, quiero... quiero... te espero... ¿Y ahora que...? Aquí está mi email: info@studioeraarte.it, elija usted el final. Tiene solo que decirme si le gusta un final feliz, un final dramático, o si lo prefiere, un final indefinido ¡y yo se lo enviaré!
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